El valor de ser madre moderna
Las madres son fundamentales en el
desarrollo de los hijos, siempre han cumplido una labor de guía, apoyo y
cariño. Sin embargo, los tiempos han cambiado y las madres también; ahora son
mujeres que trabajan y a la vez crían a los niños, su responsabilidad se ha
duplicado. Por esta misma razón tienen un gran afán de ser buenas madres, de
que sus hijos crezcan con principios y sean exitosos.
Ser madre en estos días es todo un
desafío. Las madres modernas tienen mucho más conocimiento sobre las diferentes etapas del desarrollo infantil y
juvenil. Cuentan con diversas fuentes de información, como los medios de
comunicación, el celular, el computador, la Internet.
Son más afectuosas y usan un lenguaje más amoroso y
cálido con sus hijos; buscan diferentes formas para tener una comunicación más abierta y cercana
con ellos. Saben de la importancia de la figura materna en el
desarrollo sano de los niños. Se preocupan por su bienestar en todos los
ámbitos: emocional, académico y físico. Creen
en el diálogo y se esfuerzan por saber cómo se sienten los niños; para
que así sean más felices, equilibrados,
buenas personas, y tomen buena decisiones. Promueven en sus hijos la motivación y
los apoyan en sus sueños y deseos de realizar las cosas.
Tienden a establecer relaciones más democráticas,
menos basadas en el poder del adulto y tienen en cuenta la opinión de los niños
en el establecimiento de las normas y las reglas.
Todas
estas virtudes deben ayudarlas a tratar
mejor a los niños, a establecer un vínculo más estrecho y
estable con sus hijos. Para lograrlo es importante dejar la ansiedad por la perfección, permitirse fallar, saber que no se
pueden tener todas las respuestas e ir aprendiendo sobre la marcha.
Indiscutiblemente esto no las exime de corregir, prepararse y aprender formas
más asertivas de educar a los niños; controlar la impaciencia, el estrés o la
intolerancia, y vencer la culpa, el
cansancio y la desesperanza. Todos estos estados llevan a actuar de maneras
equivocadas y a no tener claridad sobre qué hacer en determinados momentos.
Confiar
en sus capacidades como madres y entender que es normal cuestionarse y sentir inseguridad y angustia sobre
la manera en qué se están educando a sus hijos. Los niños necesitan
que los comprendan, los apoyen y estimulen, pero también requieren que los
orienten, les pongan normas y les ayuden a entender qué hay que esperar, y que
no pueden tenerlo todo inmediatamente. Los niños quieren portarse bien si hay
un adulto que lo exija. Sí existen métodos que funcionan si se hacen con
regularidad y consistencia.
Las
madres tienen una gran ascendencia sobre sus hijos, no deben sentir temor por
prohibir, poner reglas y límites, todo con amor y respeto, pero a la vez
haciéndose cargo como adultos. No es necesario ser amigos de los hijos. Una madre firme,
amorosa y comprensiva es lo que los niños necesitan. Ellos buscan esencialmente
sentir que su mamá se preocupa por su bienestar y los quiere.
Las madres deben establecer prioridades para equilibrar
el trabajo y la crianza. Es importante que no se dejen llevar por la
angustia de que el tiempo no alcanza para cumplir la doble labor dentro y fuera
de casa. Buscar alternativas creativas para disfrutar y
compartir con ellos buenos momentos.
Aunque
educar y formar a los hijos a veces resulta difícil y la construcción de la
relación madre e hijo es algo que no se puede delegar, esto no quiere
decir que la crianza sea una pesada carga que tenemos que llevar acuestas; los hijos son una fuente inmensa de placer y
satisfacción si los padres despliegan su sensibilidad, intuición, paciencia
capacidad para aprender y, sobre todo, su amor.
¡Que
disfruten inmensamente éste día de la madre!Tomado del Diario La Crónica
del Quindío, Mayo 8 de 2011 por MARIA ELENA LOPEZ