Mostrar el mundo real fortalece a los niños
Parece ser una tendencia
de los padres de hoy pintarles a los niños un mundo color de rosa
sin problemas ni contratiempos. Con el deseo de que estos tengan una infancia
feliz, hacen su mejor esfuerzo por asegurarles tranquilidad preservándolos constantemente de la frustración, de la desesperanza o
del dolor. En muchos casos buscamos suavizarles a nuestros hijos la vida a tal
punto que les escondemos la realidad, y actuamos siempre bajo el temor de que ellos se afecten
por cualquier obstáculo, restricción o situación dolorosa.
Tenemos un miedo enorme a que los niños y aún los jóvenes, sufran o enfrenten
situaciones difíciles, y nos parece mejor ocultarles lo que pasa cuando es
doloroso. Le escondemos información cuando la familia tiene alguna dificultad,
una quiebra económica, una enfermedad o cuando los padres se van a separar.
Pero lo que muchas
veces los padres no saben es que pretender encerrar a los niños en una bola de
cristal, evitando que se expongan a cualquier molestia y protegiéndolos de las
realidades claras de la vida, hace niños débiles de carácter que cualquier adversidad los pone contra el
piso. No aguantan un “no”, son incapaces de aplazar la satisfacción de sus deseos o aceptar
cualquier frustración por mínima que sea. Igualmente lo que vemos es una
generación de padres cansados de cargar a sus
hijos, de allanarles el camino para que no sufran y hacer todo lo que esté a su
alcance para que sean felices.
Ser veraces y sinceros
así la situación sea dolorosa le ayuda al niño a tener una versión aproximada de las cosas y no como
él lo imagina. A menudo ignoramos que los niños tienen una gran sensibilidad y
que de todas maneras hacen una impresión de lo que pasa en el hogar así no lo
verbalicemos. Por otro lado negar el dolor y hacer como si nada pasara libra a
los niños del sufrimiento en ese momento, pero es posible que este sufrimiento
no elaborado surja después manifestado en otros síntomas.
Proteger a los niños
del estrés y el dolor inevitable no representa ningún beneficio. Estos tienen
una gran plasticidad psicológica para afrontar la realidad así sea difícil.
Esta habilidad como muchas otras en el niño se desarrolla poniéndola en
práctica. Cuando les permitimos exponerse al sufrimiento y a la decepción
normal de la vida, los ayudamos a reconocer sus tensiones para que, poco a
poco, sean capaces de manejar lo que pasa cotidianamente, le enseñamos a
evaluar las situaciones en forma realista, entendiéndose así mismo y al
mundo tal como son con aspectos
positivos y negativos, con fortalezas y debilidades lo estamos preparando
gradualmente para responder de manera adecuada a los diferentes eventos que
irán apareciendo a lo largo de su existencia.Tomado del diario La Crónica del Quindío,Octubre 2 de 2011 por MARIA ELENA LOPEZ