Alcohol y velocidad, un trago mortal
Las cifras son cada vez más preocupantes. En el último
puente festivo 2000 conductores fueron sorprendidos en estado de embriaguez.
Dos mil
también son el número de accidentes de tránsito que se producen en Colombia al año por conductores alicorados. Muchos de
estos accidentes han causado la muerte de varias personas, han dejado heridos
graves y han llevado a la cárcel a más de uno. Este panorama nos obliga a
reflexionar sobre lo que está pasando con este tema, especialmente con los
jóvenes. Es de máxima gravedad que nuestros adolescentes se enfrenten ya al
homicidio, la cárcel y el repudio por una conducta irresponsable que debe ser
prevenida no solo por autoridades sino también por la misma familia.
Es bien conocido para todos que la época de la adolescencia y
la juventud se caracteriza por la rebeldía, la impulsividad, una actitud
competitiva y una baja percepción del riesgo, que lleva a los adolescentes a
actuar en muchas ocasiones de manera arriesgada sin pensar en las
consecuencias. Aunque esto hace parte de una etapa de maduración, no puede
convertirse en una justificación para que los jóvenes pongan en peligro la vida
de otros y su propia vida al manejar habiendo consumido alcohol.
Como padres debemos actuar responsablemente ante este tema y esto implica no
solo castigar este tipo de conductas. Es más importante prevenirlas que
lamentarlas, lo que hace necesario detenerse a pensar cuáles son los factores
que llevan a los jóvenes a arriesgarse, bien sea manejando en estado de
embriaguez, aceptando viajar en un vehículo donde el conductor está
alicorado o aprobando y promoviendo esta forma de actuar.
En primer lugar es necesario revisar la actitud que tienen nuestros hijos frente a los
aspectos de este tipo que los confrontan día a día, como lo son el cuidado por
sí mismo, el respeto a la vida del otro, las presiones externas entre otros. Y
es que el debate se extiende más allá del alcohol pues en la actualidad los
jóvenes exceden los límites no solo de velocidad, sino también en la manera
como viven la sexualidad, manejan el dinero o usan la tecnología.
El tema con los límites, y en especial en el caso del alcohol, va más allá de los debates legales y tiene que
ver con la capacidad de autorregulación que se forma en casa desde los primeros
años. En este sentido, los padres cumplimos un papel fundamental en guiar a
nuestros hijos, no para que vivan apartados de la realidad, sino para que
puedan enfrentarse a ella con conocimiento, valores claros y con decisión. Esto
implica fortalecer el autocontrol, la empatía para preocuparse por lo que pasa
con los demás y la habilidad para identificar las consecuencias de los propios
actos.
En segundo lugar, es importante reflexionar sobre el ejemplo que damos a los
jóvenes. Cuáles son nuestras prácticas y posiciones frente a un tema como este.
Vivimos, y especialmente en el Quindío, una cultura que avala socialmente el
consumo de alcohol, y esto por tanto exige dar mayor vigilancia a lo que hacen
los jóvenes así como cuestionar nuestras propias creencias y formas de
actuar.
El rechazo definitivo y contundente al alcohol detrás del volante es una
responsabilidad de todos y una práctica que también se forma en casa.
Publicado en el Diario La Crònica del quindio, Septiembre 8 de 2013 por MARIA ELENA LOPEZ