Vivir en pareja, mas satisfacciones...
Es cierto
que el éxito de una relación depende de muchos aspectos, pero hoy las parejas
le dan un valor muy alto a la sensación de seguir disfrutando la vida y que
vivir juntos sea estimulante para ambos.
Sin
embargo, es una creencia que, a medida que va pasando el tiempo, la estabilidad
se confunde con la costumbre y la fuerza que activaba la relación tiende a
disminuir, e incluso a desaparecer. Con frecuencia, el que estas emociones no
surjan espontáneamente se interpreta como un indicador de que el amor o el
deseo ya no son lo mismo.
Aunque es
cierto que la motivación puede ser más intensa en algunos periodos, esta no es
exclusiva de las etapas iniciales. Es posible mantenerla viva en todas las
fases de la vida de la pareja si se evoca y se trabaja para recobrar el placer
de estar al lado de la otra persona. Mantener viva la alegría y el regocijo en
el día a día es una energía que hay que cultivar.
Disfrutar
en pareja es una tarea permanente. Las relaciones, al igual que las personas,
requieren ser cuidadas y estimuladas.
Muchas
veces las parejas entran en periodos de indiferencia, aburrimiento e incluso de
frustración. Desde mi experiencia con parejas lo que veo es que estos estados
están más asociados con la monotonía y el quedarse atrapado en la rutina, que a
la pérdida de la capacidad de pasarla bien.
Si han
comenzado a buscar excusas y justificaciones para no estar cerca, disminuyen
las expresiones de afecto y las actividades que hacen juntos, aspectos que,
además, con frecuencia van ligados con el debilitamiento de la vida sexual, es
necesario hacer un alto en el camino, revisar lo que está pasando y tomar
medidas.
Vencer el
estrés
Hoy, uno
de los enemigos más poderosos del bienestar de las parejas es el manejo
deficiente del estrés y la presión que producen los gajes de la vida cotidiana
o las crisis propias de cada etapa. Es importante tener conciencia de cuáles son
las situaciones detonantes de tensión y cuáles se vuelven persistentes, como la
falta de tiempo, dificultades económicas o problemas con los hijos. Hay que
emprender acciones contundentes y sistemáticas para no perpetuarlas y no
acomodarse a ellas. A veces amerita hacer un alto en el camino y hablar sobre
ello, antes de que cada uno empiece a reaccionar negativamente.
Reencontrarse
Tomar la
decisión de recuperar el disfrute de estar juntos implica encontrar formas de
volver a hallarse y construir una relación de compañía y complicidad. Hay que
volver a compartir experiencias y momentos agradables, revivir caricias que
generaban ternura y cercanía, y tener planes en los que los dos estén
incluidos.
Hagan un
inventario de lo que les gustaba y atraía en los buenos tiempos: cine, teatro,
cenar, hacer deporte, ver una película en la casa, reunirse con amigos, cocinar
juntos, caminar, tomar un café... Pero también crear nuevos encuentros
alrededor de otras actividades: programar un viaje corto, ir a un concierto,
pintar la casa o adoptar una mascota para renovar los ánimos.
Una
actitud personal
La
disposición para gozar tiene sus raíces en la infancia; es algo que cada
miembro de la pareja debe reconocer de manera individual. Hay quienes creen que
lograrán disfrutar la vida solo cuando hayan alcanzado ciertas metas u
objetivos personales o familiares y van aplazando el estar bien y gozar de cada
momento de la relación.
De otro
lado, también están quienes tienen la idea que vivir bien en pareja solo tiene
sentido si se está feliz permanentemente.
Aprovechar
y regocijarse con lo que se ha logrado en la relación y dejar de lamentarse por
lo que no se tiene o no se ha alcanzado es una decisión que cada uno debe tomar
desde su propia perspectiva. No depende únicamente de lo que el otro haga o no
para hacernos felices. Esta es una tarea que cada uno debe buscar.
Más allá
de las responsabilidades
Es común
que las parejas se sumerjan en el mundo de responsabilidades que impone el
diario vivir. Muchas suelen quedarse instaladas en la llegada de los hijos, la
falta de tiempo, las responsabilidades, los deberes, la necesidad de planear el
futuro, los múltiples retos profesionales y económicos. El problema es que, si
bien atender con responsabilidad las obligaciones de la pareja es una expresión
de compromiso y uno de los pilares básicos de su buen funcionamiento, esta
inmersión puede disminuir la capacidad de disfrutar la vida.
Algunas
acciones en este sentido van desde reservar tiempo para descansar, alejarse de
la rutina diaria y, de alguna manera, abandonar por un momento el peso de las
obligaciones diarias, gozar de lo que se hace aunque no sea productivo, hasta
revisar si tenemos expectativas muy altas que se convierten en una carrera
constante en la que no se pueden gozar los logros alcanzados, pues estos exigen
un esfuerzo cada vez mayor.
El buen
humor
Cada vez
más estudios demuestran las ventajas del buen humor en la vida de las personas.
La pareja no es la excepción y tiene que ver con buscar las oportunidades para gozar
de pequeñas cosas, pensar más en los aspectos agradables de la relación,
recordar los momentos reconfortantes y felices, además de reírnos de nosotros
mismos.
Aprender
a relajase y a no darles tanta trascendencia a los asuntos cotidianos, gozar
del humor de los demás y buscarle el lado divertido y amable a la vida es
importante. La alegría es un estado que crea un ambiente emocional que estimula
la búsqueda de cercanía. Las parejas que comparten momentos agradables logran
mantener una actitud positiva frente a cualquier situación y enfrentar
constructivamente las desilusiones, las pérdidas y las decepciones de la vida
en común.
Publicado en El Tiempo, julio 8 de 2015 por MARIA ELENA LOPEZ