Ataques de pánico son cada vez mas frecuentes
“Estaba en un restaurante con unos amigos cuando de
pronto, de la nada, sentí que me faltaba el aire, como si me fuera a desmayar o
algo grave me fuera a pasar, tal vez un infarto o algo peor. Era como un miedo
intenso, un terror, sin causa. Salí corriendo para urgencias y después de
muchos exámenes el médico me sugirió que mirara otras causas como estrés”.
Este testimonio es una escena que delata la
presencia de un ataque de pánico, como se le denomina a la aparición brusca o
súbita caracterizada por intenso miedo, acompañado de varios síntomas
fisiológicos.
Millones de personas en el mundo sufren estados de
ansiedad repentina durante un tiempo y un alto porcentaje ha tenido al menos un
episodio de estos en su vida. Una reciente investigación publicada por este
diario muestra que la ansiedad en los colombianos va en aumento.
Las crisis de angustia son eventos estresantes y
desconcertantes que hacen pasar un mal rato. Tienen una duración variable que
va en cascada hasta llegar a su pico a los 10 o 20 minutos provocando una
sensación muy fuerte de malestar. Estos ataques (más de dos) son a menudo
causados por otros síntomas de ansiedad, a los que es importante atender de
manera eficaz y oportuna.
Es clave pedir ayuda a tiempo
Buscar la ayuda adecuada lleva a identificar las
causas y comprender el origen de esta condición, a evaluar el grado de
afectación, entender la dinámica con la que funciona y descartar trastornos
médicos.
Estas acciones juntas contribuyen a adquirir cierto
control sobre ella, a disminuir los síntomas y orientarse a su solución.
No es conveniente aislarse. Compartir lo que se está sintiendo con personas de
confianza ayuda a sentirse seguro y apoyado y a reducir la sensación de
vulnerabilidad.
Conductas no saludables
El licor y el cigarrillo son estimulantes que
pueden disminuir los síntomas de manera temporal, pero una vez se dejan
exacerban los trastornos.
Automedicarse: las personas suelen recurrir a
medicamentos recomendados por amigos o consultados en internet, de venta libre,
lo cual resulta riesgoso.
Los tratamientos médicos deben ser administrados
bajo supervisión y seguidos de manera estricta, según prescripción.
Dejar de comer o, al contrario, hacerlo en exceso y
desordenadamente; la rumba excesiva o la promiscuidad sexual agravan el problema.
Proteger el sueñoUna de las primeras funciones que se afecta es el
sueño. Esta condición es de doble vía, pues la preocupación excesiva genera
insomnio, y la falta de sueño contribuye a la aparición de síntomas de
ansiedad. No tener un sueño reparador trae consecuencias negativas en el
equilibrio emocional. Es clave adoptar prácticas que conduzcan a tener un
descanso de calidad suficientemente restaurador.
Aprender a responder correctamente
Tratar de controlar los ataques de pánico haciendo
como si no pasara nada o pensando todo el tiempo en esto se vuelve un círculo
vicioso contraproducente. Aceptar los episodios en su justa dimensión ayuda a
intervenirlos poco a poco y a entender que la ansiedad no va a desaparecer de
un momento a otro, no obstante, con tiempo y esfuerzo las personas logran
controlar los síntomas, vencer el miedo a que vuelva a ocurrir (ansiedad
anticipatoria) e ir espaciando los episodios.
Actividades o técnicas de relajación
Existen técnicas para manejar la sensación de
tensión e inquietud, por ejemplo: la visualización, la respiración profunda, la
relajación progresiva de los músculos, las rutinas de estiramiento, de
ejercicios o de gimnasia.
Otras actividades como caminar, nadar, quedarse
quieto por tiempos cortos ayudan a controlar las sensaciones de preocupación
intensa, desazón o vacío en el estómago. La clave para que resulten efectivas
es la práctica regular.
Síntomas
Generalmente se presentan cuatro o más de estos:
- Palpitaciones, aceleración de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración.
- Resequedad en la boca.
- Temblor o sacudidas.
- Sensación de falta de oxígeno.
- Miedo, angustia, pánico y terror ante lo que le ocurre.
- Dolor, molestias en el tórax.
- Náuseas o malestar abdominal, mareo, aturdimiento o desmayo.
- Escalofríos o calor
- Deseos de salir corriendo
- Sensación de entumecimiento u hormigueos.
- Miedo a perder el control, a volverse loco o a morir.
Publicado en el diario El Tiempo, Marzo 8 de 2017 por MARIA ELENA LOPEZ