Una
amiga muy querida con la que compartimos muchos momentos me dice con frecuencia
”tu siempre te quedas mirando a las
personas, la saludas y te ríes como si las conocieras”. Este gesto que yo hago
de manera automática es un poderoso conector emocional, el cual, quisiera
decir, se da de manera natural en la gente de esta región.
Siguiendo
con el tema después de esta cuña regionalista, resulta que cada vez más
estudios muestran el gran impacto positivo que la amabilidad, expresada en una
sonrisa natural, en un saludo cálido o una mirada a los ojos, tiene en las
personas. Estos gestos que ocurren en un minuto permiten al cerebro establecer
una conexión instantánea que se asocia a percibir al otro como amigo y a
experimentar la sensación de confianza, una de las necesidades psicológicas
profundas de los seres humanos.
Los
actos cordiales reportan importantes ganancias sociales y emocionales. Por un
lado contribuyen de manera significativa a que las relaciones con los demás sean
más gratificantes, cercanas y abiertas. De otro lado, está demostrado que la
amabilidad aumenta la producción de serotonina y endorfinas, sustancias
relacionadas con sensación de satisfacción y bienestar.El
contacto visual que responde a una capacidad muy sofisticada que tenemos para
interpretar a los demás, acompañado de una agradable expresión, es una alta
tecnología capaz de generar una cultura diferente. Estos pequeños obsequios de
generosidad demuestran interés y consideración por los demás.
El
trato afable y empático contrarresta expresiones hostiles, agresivas y en
muchos casos mal tratantes causadas por el estrés, la necesidad de estar a la
defensiva, el egocentrismo, la competencia constante o los estilos de vida
acelerados que vivimos. Se ha demostrado que la mera acción que ejecutan dos
personas al mirarse la una a la otra desencadenan actividad en “las neuronas
espejo” por la que uno adopta el estado emocional del otro. Esto se traduce en
un hecho simple pero verídico y es que la cordialidad genera más amabilidad.
Es
cierto que no siempre es fácil actuar amablemente porque no se recibe
recíprocamente una respuesta positiva a las acciones gentiles. Pero una manera de
estimular el efecto multiplicador es esforzarse por responder de la misma
manera a las actitudes amables de los demás y vencer algunos estados de ánimo
como el mal humor, el cansancio, el aburrimiento o la impaciencia que
condicionan el ser amables.
Son
acciones sencillas que nos cuestan poco pero tienen un efecto exponencial. Sino
que lo digan quienes vienen de visita al Quindío que se sienten en casa. El
valor agregado es que con seguridad uno vuelve al lugar donde siente en confianza.
Publicado enel diario La Crónica del Quindío, Julio 2 de 2017 por MARIA ELENA LOPEZ