La magia de la literatura
Tuve
el privilegio, como lo hago desde hace algunos años después de ahorrar durante
todo el año, de asistir al HAY FESTIVAL, una reunión de escritores que se
realiza en Cartagena y cuyo hermoso lema es
"imagina el mundo". Durante 4 dÍas autores invitados de muchas partes
del mundo charlan con el público acerca de sus obras, sus motivaciones al
escribir, que los inspira, como se encontraron con sus historias o que pasaba
por sus cabezas mientras avanzaban en
sus relatos. Son conversaciones amenas e informales sobre lo que han visto,
soñado y vivido y lo que finalmente plasman en sus obras.
Es
un encuentro cercano con la novela, la poesÍa, el cuento, los ensayos y muchos otros maravillosos géneros que abarca la
literatura. Todos ellos nos permiten a
través del lenguaje y sus imágenes adentrarnos en universos que nos
conectan con las emociones, las
pasiones, las ideas, los hechos o los conocimientos. Los autores construyen con
palabras horizontes distintos, dibujan el mundo, describen épocas, establecen
conexiones entre los espacios en los que se mueven las personas, las
comunidades o las sociedades. Convivir con personajes y entrar en sus vidas nos permite ver y entender a los otros,
comprender porque hacen lo que hacen, cuales sus sueños e ideales, como habitan
la realidad seres que no conocemos.
Los
libros nos provocan, nos divierten, nos entristecen, nos hacen reÍr, condoler,
recuperar la esperanza o sentir
nostalgia, porque leer involucra todos los sentidos.
Una buena historia lo carga a uno de energÍa, lo pone alerta y le infunde
optimismo. También es una oportunidad de reflexión, una disculpa
para revisar episodios de la propia vida, verse
identificado y ordenarla encontrándole un sentido "superador".
Los libros tienen otras
ventajas. Le quitan a uno el miedo, le apaciguan la rabia, le calman la ansiedad, lo sacan del aburrimiento
y hasta ayudan a dormir mejor. La lectura es una elección que uno toma porque lo hace muy feliz, porque es un placer
individual que se disfruta intensamente, un ejercicio egoÍsta que nos podemos
permitir sin remordimiento.
Uno
se aproxima a los libros con ganas de saber, de responder preguntas, de
descifrar acertijos, con un tipo de
curiosidad distinta a la de la vida
cotidiana, dejándose sorprender, conducir por caminos inesperados y desenlaces
impensados. Alguien decÍa que ser lector debÍa ser una profesión. Y otros van
más allá al proponer que todos podrÍamos idearnos una coartada para leer toda la vida. Yo me
adhiero a esta última recordando a mi amada abuela que
nunca paro de leer.
Publicado en el diario La Crónica del QuindÍo, marzo 11 de 2018 por MARIA ELENA LOPEZ