Un mentor es una persona que con
mayor conocimiento o experiencia adquirida
durante muchos años, ayuda a otra con menos experiencia o conocimiento. Es una persona muy especial que promueve el éxito de sus pupilos
habitualmente, sin pedir nada a cambio. Es
un maestro sabio consejero, inspirador y
motivador, un constructor de confianza cuya musa es guiar, desafiar, estimular y
potenciar el talento de sus aprendices. Su deleite es hacerlos crecer profesionalmente
y personalmente. Experimenta genuina alegría con sus logros y está dispuesto
a apoyarlos, promoverlos y a aprovechar
cualquier oportunidad para reconocer a
plenitud, en privado y en público, sus éxitos grandes o pequeños.
Todo esto
fue el padre Marco Tulio Gonzales S.J quien oficiaba de decano de la
facultad de Psicología de la Universidad Javeriana cuando llegue en 1978 con 17
años a cursar mi primer semestre. Desde el comienzo de esta maravillosa carrera
que elegí, creo que desde que nací, me sentí
cobijada por su actitud comprensiva, como si el entendiera a cabalidad lo que significaba llegar a esta capital
de un pueblo como Calarcá en el departamento del Quindío.
Ahora me doy cuenta cuanto me enseño y como me transmitió la gran
pasión por la psicología. En encuentros pocos y cortos dejaba hondas inquietudes, formulaba como quien no
quiere la cosa y con una gran sonrisa preguntas de gran calado que inevitablemente lo llevaban a uno a reflexiones
de un nivel mayor. Le encantaba desafiar, motivar y
potenciar el talento de sus pupilos. Era su manera de enseñar y estimular la gran capacidad de aprendizaje
que tenemos todos y en la que él creía con una fe inmensa, tanta como la que tenía en Jesús.
Era su condición de mentor crear relaciones de confianza y esa práctica
la hizo verdadero testimonio con sus
cientos de alumnos. Retomo una frase que salió en un aviso el periódico que dice
“al recordar al entrañable sacerdote, académico, educador, exaltamos su
especial vinculación con todos los psicólogos de la Javeriana a quienes
acompaño fraternalmente por cuatro décadas”
En mi caso personal siempre me
sentí honrada con su aval y confianza en que podía conquistar con mi
inteligencia de provincia los desafíos que significaba ejercer con pasión y
sentido de servicio esta ciencia llamada Psicología. Con una gran generosidad y
benevolencia me dio el título de ser la creadora de una área de la psicología
denominada Inteligencia Familiar que no es más que un proyecto sencillo con
pocas pretensiones para promover y enaltecer la familia como un buen lugar para
vivir.
Fue un privilegio para mi
contar con su afecto y credibilidad y valorar con inmensa gratitud su apoyo
incondicional. Siempre supe, porque así me lo comprobó cada vez que recurría a
él que podía contar con su rol mentor en
el mas puro sentido de la palabra.