Relacionarse bien: un hábito saludable
Las relaciones interpersonales representan uno de los valores de mayor significado para los seres humanos. Esta conexión emocional que nos une con otros, proporciona un matiz de apoyo, seguridad y bienestar que nos ayuda a crecer como individuos; además, juega un papel importante en nuestro equilibrio y salud mental. Muchos estudios indican que el bienestar psicológico que proporciona contar con el apoyo desinteresado de otros y tener relaciones sólidas y reconfortantes, aumenta la expectativa de vida de la gente. Pero a pesar de los grandes avances en las comunicaciones y la tecnología, un buen porcentaje de personas se aísla y se siente cada vez más sola.
Construir buenas interacciones con quienes nos rodean, es una habilidad que todos tenemos por ser seres sociales, razón por la cual hay que desarrollar y perfeccionar esta destreza a diario. La calidad de las relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida, depende de nuestro esfuerzo consciente y sistemático.
Existen actitudes que ayudan a construir relaciones gratificantes y que influyen de manera positiva en nuestra vida; veamos algunas:
Respeto mutuo
Compartir con alguien no significa estar siempre de acuerdo; al contrario, aquellas relaciones en las que se aceptan las diferencias, son más sólidas y duraderas.
Saber comunicarse
Desarrollar una comunicación honesta, oportuna y respetuosa, en la que no pretendamos que sólo nos oigan, olvidándonos del valor de escuchar a los demás.
Controlar las emociones negativas
La ira, el egoísmo, la agresividad y la desconfianza, resquebrajan y debilitan la interacción. Canalice estos sentimientos para que no hagan daño.
Ponerse en el lugar del otro
Las buenas relaciones requieren empatía y capacidad de reconocer los sentimientos del otro, de ponerse en su lugar e identificar sus necesidades, deseos y preferencias, de entender su posición y las razones y motivos que se tienen para actuar o pensar de cierta manera.
Lidiar con los conflictos de manera constructiva
Aunque los conflictos hacen parte de las relaciones, es preciso reconocerlos y afrontarlos de manera asertiva; en lugar de huir de las situaciones que generan disgusto, hay que enfrentarse a ellas. Hay que estar abierto al diálogo, no dejar que los sentimientos heridos se acumulen, obviar la crítica destructiva y reconocer errores propios.
Una actitud positiva
Intente ver las cosas buenas y espere lo mejor de las personas. Sea generoso en el reconocimiento de los méritos de los demás y haga elogios razonables que destaquen las cualidades del otro.
Tomado de Revista Naturaleza y descanso Edic.15 2011, por María Elena López