El comienzo del
nuevo año escolar puede ser una oportunidad para pensar en algo que
pareciera un lugar común y es la
importancia de la lectura. Las estadísticas son poco alentadoras y muestran que
los colombianos leemos un promedio de un libro al año. Desafortunadamente,
también las cifras muestran que los niños y jóvenes leen cada vez menos.
La lectura tiene muchos beneficios, además de aquellos
que tienen que ver con ser una manera de expresar mejor las ideas, proyectos,
pensamientos y argumentos. Leer nos lleva a explorar universos nuevos,
historias fantásticas o reales, eventos que ocurren igual en la actualidad, en
el pasado o en el futuro. Nos permite
entender distintas posturas acerca de un mismo tema, aumenta nuestro
conocimiento y comprensión del mundo.
En la niñez el principal objetivo de la lectura es
divertir, es un juego entre la fantasía y la realidad, una dimensión
maravillosa de esta etapa de la vida. Una buena historia contada con emoción por alguien querido para el niño,
estimula la capacidad simbólica, la creatividad, la intuición y la innovación; habilidades fundamentales
del aprendizaje.
Nuevas investigaciones muestran datos interesantes que
debieran tomarse como un buen argumento para fomentar la lectura en los niños y
jóvenes y atraerlos para que prueben incursionar en este mundo apasionante de
la lectura, con placer y disfrute.
Al respecto, los estudios afirman que la lectura
beneficia la salud neurológica pues, mediante la actividad de pensar, se
fortalecen las conexiones neuronales. Esto tiene como consecuencia una mejora
en funciones mentales básicas como la capacidad de análisis y abstracción o la
memoria. Desde esta perspectiva la lectura se convierte en un pilar fundamental
para el desarrollo infantil.
Acercarse a los libros, es una costumbre que se inculca a los niños desde pequeños. Estimular
el hábito de lectura cobra cada vez más importancia, por su efecto de
prevención y porque su cerebro y sus funcionalidades están todavía
desarrollándose. Con ellos resulta
especialmente atractivo leer en voz
alta, con diferentes acentos, con pausas
y silencios que sorprendan. Hacerlo sin
afán, sin obligación, como una actividad compartida en familia y con temas que les interese según la edad.
El amor por la
lectura se aprende, se transmite y se comparte. Un ambiente en el que
esta se promueve de forma divertida y en el que los padres también aprecian
esta actividad, seguramente dará mayor incentivo a los hijos para empezar a
leer con más frecuencia. Puede crear además espacios para la socialización,
para conversar acerca de aquello que se ha leído y así compartir en familia.
Que el propósito de este año sea disfrutar más de la vida
leyendo muchos libros.
Publicado en el Diario La Crónica del Quindío, Febrero 2 de 2014 por MARIA ELENA LOPEZ