De los 4 a los 12 años los niños empiezan a enfrentarse al mundo de una
manera más directa. Ya
sus experiencias no son todas mediadas por sus padres, sino que empiezan a
tener aprendizajes propios. Desarrollan una vida social independiente, su
capacidad intelectual se agudiza y observamos avances notables en la lógica de pensamiento, razonamiento, solución de problemas, madurez emocional y
expresión y compresión del lenguaje. Durante estos años, los pequeños empiezan a probar sus habilidades,
trazan con firmeza los rasgos de su personalidad, y afianzan las creencias y
valores que guiarán los años venideros. Es importante acompañarlos en todos sus procesos tanto en casa
como en el colegio, para asegurarnos de que puedan entablar y mantener
amistades, cultiven una buena autoestima y se encuentren a sí mismos. De esta manera, tendrán una independencia firme, al tiempo que
ganan un lugar seguro dentro de su familia.